Cerámica,
origen y evolución
Origen Cerámica
La ciudad de Manises tiene una historia intensa y significativa como centro productor de cerámica durante más de 700 años. La loza dorada, por la que es reconocida la ciudad a nivel internacional, alcanza una gran difusión en el s. XIV, pero la producción abarca otras variedades de producto como la «obra aspra», la decoración en verde-manganeso, la azul y la policroma; un conjunto de técnicas y decoraciones aplicadas que ha seguido los cambios en la moda y la evolución industrial hasta los tiempos actuales.
El origen de la cerámica de Manises debemos remontarlo, en primer lugar, al califato abasí de Bagdad (750-945) donde determinadas técnicas cerámicas, como la loza estannífera policroma y especialmente la loza dorada, jugaron un evidente papel cortesano al servicio del poder. Las primeras producciones de loza dorada de Al-Ándalus tienen su origen en los reinos de taifas, concretamente en el siglo XI y en la Taifa de Sevilla, quien la importa de Córdoba. Entre los siglos XIII y XIV, la Málaga nazarí se transforma en la gran productora de loza dorada. En Manises, la introducción de la técnica decorativa de reflejo dorado se asocia, históricamente, a Pere Boïl, embajador del rey Jaume II en el reino nazarí de Granada en 1309 desde donde la importa.
Evolución Cerámica
La evolución en las técnicas y la llegada de la industria ratifican a Manises como centro productor de loza fina y de azulejos.
La producción principal será la de objetos utilitarios de uso doméstico como platos y jarras, pero también tendrán una presencia significativa los usados como elemento decorativo; un producto realizado con buena manufactura que ha llegado hasta nuestros días.